Compartimos la entrevista que le hicieron al Secretario General de FEDUBA, Federico Montero, los compañeros Mariano Denegris y Ariel Velázquez en el programa «Semanario CTA» por Radio Gráfica el pasado 07 de septiembre.
Vamos a desarrollar con Federico Montero, de CONADU, un balance de la Marcha Federal realizada por la CTA y por distintas organizaciones que concluyeron miércoles, jueves y viernes y que marcó una divisoria de aguas. No sé si compartís esta mirada, Federico.
– Federico Montero: Sí, efectivamente creo que hay que destacar que se ha construido un gran hecho político y social en la Argentina, que se inscribe en una acumulación de fuerzas que se vienen construyendo, por un lado, en términos de creciente nivel de consciencia por parte de los trabajadores y el campo popular en general respecto de la necesidad de frenar este proceso de ajuste y de reversión de un conjunto de derechos que habíamos alcanzado que lleva adelante el gobierno de Mauricio Macri.
Recordemos que en algún contexto había algunos compañeros medio perdidos que decían que era lo mismo… ubiquémonos en cuál era el marco de discusión hace 9 meses. Incluso en algunos lugares se decía que había una nueva derecha que en realidad no era antidemocrática y que iba a conservar lo que estaba bien y cambiar lo que estaba mal. Bueno, me parece que los que estamos acá siempre hemos tenido claridad respecto de qué era lo que estaba en juego en términos electorales y políticos en nuestro país. Y creo que lo que se está dando es que hay un creciendo nivel de consciencia social producto de cómo este gobierno viene afectando a los distintos sectores de nuestro pueblo. Eso en lo que sería un análisis de alcance corto, de estos meses.
Pero por otro lado, también sería impensable una respuesta de esta magnitud si no hubiera sido por el proceso de empoderamiento de los sectores populares que si bien no se inició con el proceso que se inicia en el 2003 con Néstor y Cristina, encuentra en esos 10, 12 años también condiciones muy favorables para el fortalecimiento en términos de nuestras organizaciones y de la ampliación de derechos.
Entonces me parece que en este ciclo de movilizaciones que estamos viviendo se combinan las dos cosas: en el corto plazo, la construcción de una resistencia y de una alternativa a este neoliberalismo brutal, pero también lo hacemos desde un punto de consciencia que no es el mismo que teníamos si no hubiéramos vivido una etapa de avance popular. Con lo cual, no es una mera resistencia como en otra etapa, sino que al haber vivido una período de crecimiento y de ampliación de derechos, se hace mucho más vívido el contraste. Y creo que también se explica por eso la masividad, la vitalidad y la claridad de las consignas que se vieron ese día.
Eso en relación a diferenciarlo del período anterior del neoliberalismo, donde costó mucho más hacer visible la resistencia a ese neoliberalismo. Muchos compañeros mencionaban que para la Primera Marcha Federal en los ’90, se tardaron cinco años de gobierno. Si bien los dos primeros años no había sido el programa de los grupos económicos fehacientemente aplicado, sino que había habido titubeos con los ministros que tuvo Carlos Saúl. Luego sí, a pesar de la aplicación de políticas neoliberales, costó mucho construirlo. Ahora no y tiene que ver con esto que vos decías del acumulado durante los últimos doce años. Pero además creo que el otro factor que habría que poner sobre la mesa, no sé qué te parece a vos, es el de la unidad que se logró construir para la Marcha Federal. Que no fue un solo sector el que convocó y se la puso al hombro, si bien la propuesta surgió inicialmente de la CTA…
– Federico Montero: Me parece que eso hay que destacarlo. Y lo tienen en común un conjunto de acciones de movilización que hemos vivido en estos meses, incluyendo también la histórica movilización universitaria es que han estado signadas por la idea de lo que se llama “unidad”. Pero esta unidad en realidad es la convergencia de distintos actores en función de un programa en común, de ciertos objetivos. Porque si no pareciera que antes del macrismo no había unidad, y ahora sí hay unidad y en realidad lo que hay en cada etapa es convergencia en función de determinados ejes políticos. En este caso es convergencia en función de frenar el ajuste, frenar los despidos y frenar este programa neoliberal que se está implementando. Entonces convergen en este punto un conjunto de sectores que quizás desde el dispositivo organizativo están fragmentados, se podría decir, pero que en términos de agenda y de puntos en común para delinear su acción política, esa fragmentación que existe en términos de estructura organizativa no existe en cuanto a acción política y no existe en cuanto a la cotidianeidad de lo que es la acción gremial o de la acción de construcción de los movimientos sociales.
Entonces, frente a esas diferencias que surgieron respecto de ejes políticos quizás ya superados, como por ejemplo las elecciones de la CTA y que hoy vemos la cristalización organizativa de esas diferencias pasadas, aparece la idea de “unidad” que se ajusta a la agenda de la gente hoy. Y me parece que el gran acierto que han tenido los compañeros de la CTA, en el marco de los cuales los distintos gremios han tenido un trabajo muy fuerte de poder hacer realidad que acá no se trataba de los que están encuadrados en la CTA de Yasky o en la CTA de Micheli o en la CGT, sino todos aquellos sectores que comparten esta vocación de expresar la necesidad de frenar esto e ir construyendo una alternativa.
Se vio una columna de la docencia universitaria bastante importante en esta Marcha Federal. Y hace unos meses charlábamos cómo los tarifazos golpeaban duramente a las universidades nacionales. Transcurridos los meses, el estado actual de la universidad y de la docencia universitaria… ¿están planteando la reapertura de paritarias? ¿La situación tarifaria sigue afectando a la UBA y a las otras universidades nacionales? ¿Cuál es la mirada que están teniendo?
– Federico Montero: Por un lado, reivindicar esto que decía: la presencia de los compañeros universitarios en esta Marcha Federal se inscribe en este andarivel de conflictividad y de movilización que también afecta a la universidad y que tuvo en el primer semestre un punto bastante alto. Con características, en cuanto a los ejes de convocatoria y a la modalidad, muy similares a los de la Marcha Federal. Por eso ahí también pudimos hacer converger a distintas federaciones, que por ahí estamos estructuradas o encolumnadas en distintas centrales o en distintas expresiones del movimiento estudiantil, y que quizás en lo político-ideológico y partidario no hay tanta convergencia, pero sí en una cuestión común que es frenar el ajuste brutal que está sucediendo sobre la universidad.
Pero una vez más, a ese plano de lo inmediato hay que ponerlo en contexto: esta universidad que hoy está resistiendo el ajuste no podría ser pensada si no hubiera sido por el gigantesco proceso de expansión del sistema universitario que nosotros tuvimos en los últimos años. Se han creado cerca de 20 universidades nacionales, se triplicó el presupuesto en la universidad pública en la Argentina, nuestros salarios han crecido. Entonces, eso nos dio un espacio de fortalecimiento en términos organizativos como para salir a plantear la defensa de esos derechos hoy.
Y si vos me preguntas ¿cuál es la situación? Bueno, en términos objetivos las mismas situaciones que nos llevaron al gran conflicto en el primer semestre siguen estando presentes. Si bien hemos tenido una paritaria relativamente buena, la consideramos una victoria relativa en un contexto de retroceso general, porque obtuvimos un acuerdo del 35% para todos los cargos. Pero bueno, está claro según los índices del propio gobierno ya estamos perdiendo bastante y si lo proyectamos vamos a haber perdido en el orden del 10 o el 12%.
Si tomas el tema presupuesto, estamos en la misma situación. Hablaban recién de los tarifazos. Bueno, en relación al fallo de la Corte, las universidades están eximidas en el tope que se le puso al aumento de tarifas que sí rige para los usuarios domiciliarios. Y no solo eso, sino que seguimos manejándonos con el presupuesto votado en el año 2015, que además estás sub-ejecutado. Entonces, ni en lo salarial ni en lo presupuestario.
Después, lo que se ha visto recortado es un conjunto de programas que, de la mano de la creación de las nuevas universidades, hacían posible que los pibes se incorporaran en la universidad. Programas de inclusión en la universidad que están todos cortados y, cuando no cortados, ejecutados en forma irrisoria: 0,07% del presupuesto… están congelados.
Virtualmente lo que tenemos acá es la voluntad del gobierno de Macri de frenar la idea de que la Universidad podía ser un derecho para todos. En la región y en el mundo la universidad se expande. Cada vez hay más estudiantes en las universidades, por una demanda del mercado de trabajo, pero esa expansión se da con universidades privadas. Lo que se expande es el mercado de la universidad. De la mano de las políticas que tuvimos con Néstor y Cristina le disputamos ese mercado de la universidad, porque la Argentina tiene una fuerte tradición de la universidad pública. Bueno, lo que quiere hacer este gobierno es volver a dar rienda suelta para que esa expansión se haga de la mano de los mercados y volver a abrir el negocio de la universidad.
Fede, vos representás a una de las universidades más tradicionales. Pero mencionabas recién el crecimiento exponencial de las universidades y el modelo distinto de universidades que surgieron en los últimos 12 años. Yo no sé si en el movimiento obrero en general ha habido un cambio del sujeto. Pero en el caso universitario, el sujeto universitario de hoy a partir de estas transformaciones —que me parece que fueron cuantitativas y cualitativas— ¿es distinto al sujeto universitario de la década de los 90?
– Federico Montero: Te diría que sí. Aunque con algunas salvedades: las universidades son instituciones complejas que poseen una inercia muy grande. Pensemos que la universidad como institución fue creada antes de que se cree el estado nación en Europa. Y la universidad en Argentina existe antes de que exista la Argentina como tal, que es la universidad de Córdoba. Incluso, antes de que existiera el Virreinato del Río de la Plata.
Lo que quiero decir es que las universidades tienen por un lado esta dimensión como de inercia, que las hace difíciles de transformar. Pero a la vez, son un espacio donde la politización rápidamente prende. Entonces, la universidad tiene esta doble dinámica: esta permanencia que la hace difícil cambiar estructuralmente, y por otro lado cómo rápidamente se genera una politización por el componente juvenil que participa en la universidad.
Entonces, lo que va sucediendo en las universidades y, sobre todo, en las universidades más tradicionales son como capas geológicas. Persiste algo de la universidad de los ´50, algo de los ´60, algo de la impronta que todavía tenemos de la dictadura y mucho del neoliberalismo, todo eso junto con un conjunto de pibes y pibas que se sumaron a la universidad durante los gobiernos de Néstor y Cristina, de docentes que se vieron o incorporados a la universidad o jerarquizados en las posibilidades de ingresar en programas vinculados con la articulación con el territorio, la investigación tecnológica o con el CONICET, que ha visto muy ampliada el ingreso a la carrera. Y ese es el nuevo sujeto.
Por eso, hay una nueva universidad. Tendencialmente es este nuevo sector que ingresó, y se identificó y produjo su identidad universitaria a la luz de este proceso de expansión de la universidad es el que está, en general, más consciente y más a la cabeza de los conflictos que hemos vivido en estos últimos meses. Porque también es el más consciente de defender a la universidad como derecho.
Y ahí nosotros tenemos quizás una deuda pendiente, donde hemos avanzado pero hay que seguir trabajando en lo cultural, que es que la universidad como derecho la tienen que defender no solamente los universitarios. Porque el derecho a la universidad no solo es un derecho de los universitarios. El derecho a la universidad es un derecho del conjunto del pueblo argentino y lo tenemos que defender entre todos. Incluso, entre aquellos que decidan no ir a la universidad porque tienen algo más interesante que hacer de sus vidas. La universidad es algo demasiado importante como para dejárselo solamente a los universitarios, parafraseando al dicho de la guerra y los militares.
Entonces, yo creo que en ese contexto hay una clave que tiene que ver con entender que el conjunto de los derechos que fuimos construyendo son un patrimonio del conjunto del pueblo argentino y es un piso del cual no nos tenemos que bajar.
AV: Es llamativo que estos modelos neoliberales de la región siempre han tomado a Chile como ejemplo y uno ve la lucha en Chile por la universidad pública. ¿Esto está llegando a las universidades? ¿Creen ustedes que puede haber un proyecto de arancelamiento nuevamente?
– Federico Montero: Es parecido a lo que charlábamos recién sobre la primera etapa de implementación del programa neoliberal en los ´90, no se hizo directamente. En el caso actual, no es que ellos no tengan una claridad ideológica en cuanto a cuál es su concepción de cómo debiera ser la universidad. Hay que estar atentos porque la concepción que ellos tienen la dicen, con una sonrisa y con palabras vinculadas con la filosofía zen que parece que no están diciendo nada grave. Pero el ministro Bullrich ha sido muy claro en afirmaciones y definiciones sobre la universidad respecto del ingreso irrestricto —que para él es demagogia—, respecto a la universidad pública, etc.
Y si uno analiza cómo se compone el núcleo que hoy gobierna la Argentina, ellos no han sido formados en la universidad pública. Esto es importante destacarlo. Hay un estudio de CIFRA, que es el centro de estudios de la CTA, que indica claramente dónde se formaron los cuadros que hoy gobiernan la Argentina. Fueron formados en universidades privadas, en las empresas, o en una combinación de ambas, cuando no en el extranjero. Esto quiere decir que la elite que nos gobierna, la oligarquía en la Argentina ha dejado de tener en la universidad pública el lugar donde forma sus cuadros y ha dejado de disputar la orientación general de la producción de conocimiento en la universidad pública como un ámbito estratégico para ellos. La universidad pública no es orgánica al proyecto de la oligarquía en nuestro país, y esto es el resultado de un proceso que empezó en 1955. Esto significa que para ellos la universidad pública es una especie de política de contención de un sector de la clase media, que puede ser administrado en forma gratuita o con pequeñas dosis de arancelamiento de acuerdo a las necesidades fiscales que puedan tener un momento dado o en otro y sobre todo de acuerdo a las resistencias del propio sistema universitario.
Esto es importante que consideremos esto en todas sus implicancias porque esta vacancia de proyecto estratégico para la universidad, en términos de lo que representa para la oligarquía en nuestro país, no hace más que reafirmar que si la universidad pública tiene un destino es de la mano de un proyecto popular. Para nosotros sí es estratégico que nuestros cuadros se formen en la universidad pública y ellos lo saben. Por eso también la quieren destruir.
Volviendo al balance de la Marcha Federal, hubo a lo largo de estos ocho meses de gobierno macrista varios momentos con las calles llenas de gente. La unidad es algo que signó a los que pudieron poner más gente en las calles. Hubo también reclamos sectoriales muy grandes, como el de los universitarios y los docentes. Pero el 29 de abril, el 07 de agosto y el otro día fueron las movilizaciones que en número pusieron gran cantidad. Aunque también estuvo Comodo Py como otro momento. Pero no solo sumando gente en las calles se sigue construyendo esta oposición social al macrismo. Entonces, en este recorrido, ¿cómo se sigue?
– Federico Montero: Me parece que es una clave importante la que estás planteando que signa toda la etapa política en nuestro país, que es ¿cómo traducir la vocación de resistencia social al gobierno de Macri en un dispositivo político que tenga eficacia para bloquear ciertas iniciativas que son estratégicas?
Nosotros tenemos un proceso de movilización que se inició antes de que termine el gobierno de Cristina con la plaza del 9 de diciembre, que signó lo que iba a ser un pueblo de pie esperando lo que se venía y después reagrupándose en los distintos sectores en relación a cómo han sido afectados. Me parece que ahí hay un capital político importante que tiene que ver con la capacidad de movilización y por la presencia de un liderazgo. No solamente por la movilización en sí misma sino como parte de un proceso de organización y de toma de conciencia del pueblo argentino.
Creo que lo que está faltando ahí, porque también uno tiene ansiedades y quisiera que las cosas se resolvieran más rápido, es la traducción en términos de dispositivo político que pueda actuar en las distintas instancias institucionales que hoy tenemos. Donde podríamos estar teniendo mucha más efectividad y no la estamos teniendo por cómo se están posicionando ciertos actores en su ambivalencia. No nos olvidemos que han pasado por el Congreso cuestiones gravísimas. Uno piensa que puede pasar cualquier cosa, pero lo de los buitres no pasa. Y pasó. Puede pasar cualquier cosa, pero la modificación del ANSES no pasa. Y pasó. Son cosas de lo estructural o lo estratégico y sin embargo han pasado. Hay una pregunta para hacerse sobre la conducta política de ciertos diputados y senadores para hacerse ahí. Y no es una pregunta menor.
Me parece que la tarea que nosotros tenemos como campo popular es, por un lado, seguir construyendo articulaciones en la más amplia unidad, sin que eso implique resignar nuestra identidad política ni nuestros objetivos. Si no, sería una unidad neutra. Y cuando empezamos a definir políticamente un programa que implique afectar intereses y tensar con el dispositivo político que hoy gobierna la Argentina, ahí empezamos a buscar necesidades de mayor definición.
Y, por otro lado, vincular eso con los espacios de eficacia política donde poder ir frenando algunas cuestiones que hoy no lo hemos podido tener, como son el Congreso, la Justicia, etc. Me parece que en ese tránsito es donde se juega en esta etapa las posibilidades de una articulación política exitosa en la Argentina.
Después, el gran escenario es el del año que viene que tiene que ver con lo electoral. Pero este año me parece que hay que crecer en capacidad de movilización y consciencia, y por otro lado tratar de que esa movilización y consciencia tengan eco en los lugares donde se toman las definiciones políticas más importantes. Y creo que el Congreso es uno de ellos.
Lo que está costando justamente es institucionalizar, no? Llegar a la institucionalidad de esta movida que fue la Marcha Federal. Ahora vemos que tras esta Marcha Federal la CGT se reúne con los cooperativistas, con los movimientos sociales. Hay un confederal que parece que va a decretar finalmente el paro inevitable… Como que el movimiento empieza a ser más importante que hasta las propias institucionalidades. Se empieza a evidenciar una resistencia que va a llevar a esa institucionalidad. ¿Lo ves como un efecto de la Marcha Federal o simplemente es una expresión de deseo?
– Federico Montero: Ojalá que sea así. Tengo mi esperanza en el sentido de que había muchos referentes políticos en la Marcha Federal, intendentes, diputados… No es que no había presencia política. Pero está claro que la Marcha Federal no se articuló sólo en torno de esa presencia política sino en torno de la dinámica sindical y social.
Ahora lo que creo es que hay que buscar esa articulación. Y los compañeros que estamos en el ámbito de la militancia gremial y social tenemos que presionar a los tipos que están ahí sentados, en función de las definiciones que han tomado. Yo creo que el pueblo argentino tiene que empezar a tomar consciencia de las definiciones que se toman en determinados lugares a la hora después de decidir a quién se va a votar, pero también a la hora del reconocimiento, de la legitimidad que tienen en función de ciertos proyectos políticos. Hoy está muy claro.
Un elemento más que me parece que la Marcha Federal señala es lo simbólico. Así como hubo un recorrido del campo popular en estos meses, también hubo un recorrido discursivo del gobierno. Junto a esas medidas, el relato también importa porque va constituyendo la posibilidad de que esas medidas se puedan seguir tomando hacia adelante. El primer título que le pusieron al relato macrista fue “la pesada herencia”, el segundo título fue “la corrupción”, hubo un tercero que arrancó unos días antes de la Marcha Federal que fue el de “la desestabilización”. Pero la Marcha Federal, por la masividad, por las características, por la forma en que se desarrolló pudo echar por tierra el título de la desestabilización. Eso se terminó borrando del discurso.
– Federico Montero: Yo creo que en estos tres momentos, en esos tres significantes que planteás en relación a las etapas del discurso del gobierno de Macri, se muestra el gran cinismo que tiene el discurso neoliberal y el discurso de este formato neoliberal en la Argentina, que es un cinismo violento. Porque mientras hablaban del sinceramiento o de “la pesada herencia”, ellos estaban destruyendo las principales conquistas de nuestro país.
Mientras hablaban de “la corrupción”, centrados en situaciones que obviamente hay que investigar, tenemos un país en que las decisiones públicas en áreas estratégicas las tomas los personeros de las grandes corporaciones, que son los principales accionistas o CEO de las principales empresas de energía. Parece que gobernar un país por los propios dueños del país no es un acto de corrupción, a pesar de que forma parte de la mayor corrupción en la Argentina. Esa es la corrupción sistémica de la que tanto se habla.
Y después, el tercer acto de cinismo que es pretender inculcar el carácter de violento a la protesta social, cuando es el propio gobierno el que ejerce la violencia institucional al restablecer la represión a la protesta social y mantener presos políticos en el país. Ellos buscaban —y buscan todavía— meter presa a Cristina por motivos políticos, porque es la principal referencia del campo popular en nuestro país. Independientemente incluso de quienes la hayan votado o no. Yo creo que eso debiera ser valorado por un amplio sector de los argentinos, incluso entre aquellos que no la hayan votado, porque expresa la autonomía de la política frente a las corporaciones.
Entonces, me parece que en cada uno de esos significantes que el gobierno ha establecido en estos meses, “la pesada herencia”, la “corrupción”, o el tema de la “desestabilización”, en verdad lo que hay es un mismo formato cínico y violento, que no hace más que buscar y provocar la reacción del campo popular. Y creo que la gran sabiduría de la Marcha Federal ha sido poder construir masividad dejando de lado cualquier atisbo de violencia.