FEDUBA dialogó con Alcira Bonilla, Dra. en Filosofía y Letras, Investigadora independiente del CONICET, Profesora titular regular del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Además Bonilla forma parte del Consejo Académico del Programa de Actualización en Docencia Universitaria de FEDUBA en la Facultad de Filosofía y Letras.
FEDUBA: ¿Por qué es importante la actualización en la “formación docente” de los docentes universitarios?
Alcira Bonilla: En varias carreras universitarias, sean o no profesionales, existe la opción del profesorado. Sin embargo, esta formación está pensada más como apoyo al ejercicio de la docencia en los niveles medio y terciario que para brindar elementos que ayuden a los futuros docentes universitarios en su actuación frente a los cursos de este nivel. Escasamente se piensa en el tipo particular de estudiantes que frecuentan nuestras aulas y en los métodos y recursos para motivarlos durante su permanencia en nuestras facultades, optimizar la didáctica de nuestras disciplinas y reflexionar de modo integral y actualizado sobre los sistemas de evaluación (a mi juicio, la mayor asignatura pendiente). No faltan esfuerzos aislados, pero resultan insuficientes. Tampoco se plantea de manera específica el vínculo estrecho que existe entre la docencia y la investigación y la necesidad de tener profesores formados capaces de estimular el acceso de las y los estudiantes a los primeros pasos de la investigación, ya sea a través de la orientación de los trabajos escritos y las exposiciones orales o debates que se plantean en los cursos, de la sugerencia de presentar comunicaciones, pósters y ponencias en congresos, de la posibilidad de realizar publicaciones de reseñas y artículos o, incluso, de integrar los equipos de investigación y presentarse exitosamente a becas. Otro tanto podría decirse de la práctica profesional en general.
FEDUBA: En la actualidad ¿cuáles son las necesidades más urgentes en relación a dicha formación?
A.B.: Para algunas carreras, como la de Filosofía, que es mi carrera de formación y donde imparto las clases, creo que las dos asignaturas mayores pendientes son una didáctica especializada para el nivel universitario y la carrera específica (incluida también la formación de posgrado) y la discusión de los sistemas de evaluación.
Me parece también que hay que plantear algunos temas que poco se tratan en las carreras y crear la sensibilidad para que se reconozca su importancia. Estos temas serían, por ejemplo, el vínculo entre la universidad y la sociedad (las necesidades de ésta y las contribuciones posibles de la universidad), una discusión amplia y crítica sobre los paradigmas de enseñanza, ciencias y profesión habituales, algunas líneas de reflexión relacionadas con la región (el MERCOSUR y la UNASUR), los derechos humanos como base del orden político y social, la legislación y la normativa universitaria y el tema cada vez más insistente de la descolonización del conocimiento.
FEDUBA: ¿Cuáles son las especificidades de la “formación docente” de los docentes universitarios respecto de la formación docente de otros niveles?
A.B.: No son difíciles de imaginar. Nuestro universo de estudiantes difiere bastante en sus expectativas profesionales y vocacionales del de las y los estudiantes del nivel terciario (aunque pueda existir complementación). Creo que pensar tales expectativas y, como señalé antes, el vínculo específico que los graduados de nuestras carreras tienen con la sociedad -sociedad que les ha posibilitado seguir sus estudios de modo gratuito-, nos ayudaría a determinar tales especificidades.
FEDUBA: ¿Cuál debería ser, según su criterio, el lugar de la ética en la formación de los docentes universitarios?
A.B.: De primera importancia, pero no sólo bajo la forma de cursos regulares. Retomo aquí una contribución valiosa de un reciente egresado de la Maestría en Ética Aplicada de la Facultad de Filosofía y Letras, el Dr. Alfredo Semberoiz, que hizo su tesis de Maestría (“El momento ético. Sensibilidad moral y educación médica”), justamente atendiendo a la escasa eficacia de los cursos regulares de ética en la carrera de Medicina si esta enseñanza no va acompañada de la transformación del “currículum oculto”, vale decir, de la formación general que reciben las y los estudiantes en las clases y prácticas propias de su carrera. Por ello estimo como fundamentales la inclusión de talleres que partan de la reflexión sobre casos y experiencias profesionales y docentes y en los que se planteen problemáticas tales como el racismo y la xenofobia muy extendidos en nuestra sociedad, sobre todo hacia la población de origen migrante y los descendientes de pueblos originarios, la responsabilidad (incluída la profesional), el cuidado y la escucha del otro (estudiante, paciente, colega, cliente, etc.), los derechos humanos, la justicia, el respeto por las diversidades, etc.
Entrevista realizada por Alelí Jait para FEDUBA.