Sabíamos que iba a haber veto. No es novedad porque el propio Milei lo había anunciado. Si lxs docentes universitarios nos movilizamos masivamente, junto al movimiento estudiantil y otros sectores de la sociedad afectados por el ajuste, no es porque teníamos expectativa alguna en el gobierno sino porque no nos íbamos a quedar de brazos cruzados ante el ataque a nuestros derechos laborales más elementales, la difamación permanente de la educación superior y las afrentas diarias contra la investigación científica.
A menos de una semana de la penosa concentración anarco-capitalista en Pque. Lezama, donde Milei terminó revelándose como un auténtico representante de la casta económica más rancia, el pueblo argentino volvió a la calle con una nueva marcha de un millón de personas en defensa de la universidad pública.
El pueblo argentino sabe que la universidad pública cambia vidas y que es la posibilidad de prosperidad para sus hijos.
El pueblo argentino también sabe que en la universidad pública se produce el conocimiento para desarrollar áreas estratégicas de la economía y que por lo tanto es la garantía de una Nación soberana.
El pueblo argentino, al cabo, sabe que la universidad pública es la casa de su conciencia crítica y de la autonomía del pensamiento: condiciones para proyectarse como una comunidad verdaderamente libre.
Por eso nos organizamos para defenderla. Nuestra pelea es por un salario digno. Sea. Pero sobre todo, seguiremos movilizándonos por mandato popular y por comprensión histórica del lugar que ocupamos en el corazón de la sociedad. Cada vez que la universidad esté amenazada -y en efecto lo está mientras sigamos cobrando estos salarios de hambre- volveremos a ser millones desbordando las calles de cada ciudad argentina.
Tome nota el Congreso. Diputados y senadores, ratifiquen la Ley de Financiamiento Universitario porque a nosotrxs no hay veto que nos detenga.