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Presentación del libro «Mis años en OEA (Esa cosa tan fea…)»

El viernes 28 de junio nos encontramos en el Pulqui Bar para la presentación del libro «Mis años en OEA (Esa cosa tan fea…)» de Carlos Raimundi. La actividad también dio lugar a reflexionar sobre las consecuencias de algunos de los hechos más significativos de este último tiempo, tales como la sanción de la Ley Bases y el intento de golpe de Estado en Bolivia.

Nuestro secretario general, Pablo Perazzi realizó la presentación del panel. Luego de agradecer a la radio AM 530, a la escuela justicialista Néstor Kirchner y la editorial Acercándonos por articular este evento junto a nuestro sindicato hizo mención de las 72 horas de protesta y visibilización del conflicto que se llevaron a cabo esa misma semana en todas las universidades nacionales.

Carlos Raimundi, autor del libro y ex embajador argentino ante la OEA comenzó su exposición precisando que el título proviene de una canción cubana de la etapa de la revolución y describió a la Organización de los Estados Americanos como un organismo anacrónico que nació para desempeñar un papel en la geopolítica de la región. 

Además, aclaró que dos de sus 32 integrantes activos, Estados Unidos y Canadá pertenecen a la OTAN, por lo que sus intereses son contrarios a los del resto de sus miembros. “Mientras que acá tenemos que  defender nuestros recursos y construir soberanía, los países del Norte quieren apropiarse de nuestros recursos y por lo tanto atentar contra nuestra soberanía” aseguró.

En ese marco resaltó la necesidad de construir hegemonía por sobre la creación de instituciones como la UNASUR o la CELAC considerando que el multilateralismo se encuentra en crisis y que los grandes grupos financieros tienen para la región políticas unificadas acorde a sus intereses, que por supuesto avanzan sobre la autonomía y el poder estatal.

Siguiendo el pensamiento de Antonio Gramsci advirtió que la batalla política está precedida por la batalla cultural y la instauración del sentido común. Para ilustrar esta afirmación explicó que muchos de los actores que integran la OEA creen verdaderamente que su rol es defender al “mundo libre” y que la Organización de Estados Americanos es la fuente regional de la defensa de los valores de la democracia contra las autocracias que no son de Occidente, cuando en realidad “se crea una situación humanitaria para justificar la intervención externa por parte de los mismos que han creado el problema”.

Para finalizar resaltó que para una integración profunda es indispensable construir hegemonía alrededor de un programa de gobierno, pero sobretodo actuar con el valor: “Si no hay coraje para enfrentar los intereses que hay que enfrentar no se podrán llevar adelante políticas que cambien la matriz de dependencia cultural, tecnológica y financiera del continente”.

La hija de Evo Morales, Evaliz Morales Alvarado, abogada y maestranda en la Universidad Nacional de San Martín sobre el rol de la OEA en el golpe de estado del Bolivia del año 2019 fue contundente respecto al rol histórico de dicho organismo para impedir que el movimiento indígena, el movimiento campesino y el MAS llegasen al poder en nuestro país hermano. 

De este modo detalló como el golpe de Estado que ocurrió en el 2019 fue avalado por la OEA, que ratificó la narrativa sobre el fraude electoral en la votación del 20 de octubre de ese año para luego hacer caso omiso de las múltiples vulneraciones a los derechos humanos y de la utilización de la policía boliviana para romper la institucionalidad democrática del país. “Luego de más de 30 años de haber recuperado la democracia, la OEA en coincidencia con las fuerzas armadas sugirió la renuncia de Evo Morales” resumió.

Seguidamente se refirió al intento de golpe que aconteció el miércoles 26 de junio luego de que el comandante general del Ejército, Juan José Zúñiga irrumpiera violentamente en la sede del gobierno boliviano y a la imagen que recorrió el mundo de la plaza Murillo tomada por las Fuerzas Armadas. “Una línea de investigación acusa tendenciosamente a Evo Morales como responsable de este golpe, lo que nos lleva a preguntarnos por las intenciones de la embajada de Estados Unidos y cuál es el propósito de judicializar la política actualmente en Bolivia” concluyó.

Daniel Rosso, director de la AM 530 destacó el análisis visual que propone el libro de Carlos Raimundi y su relato alejado de la posición del organismo, para adentrarse en las diferentes miradas que conviven en su interior y posicionándose en una visión crítica. “Lo que el autor propone es mirar a esa institución desde un lugar donde la estética se politiza, a contramano de un mundo donde permanentemente se expone la belleza de las cosas” afirmó.

Rosso resaltó la importancia de no dejarse llevar por la belleza de una edificación palaciega y mantener fija la mirada en la frialdad de sus funciones y actos, tales como cuando la OEA presidida por Luis Almagro justificó el golpe de Estado en Bolivia. Utilizando metáforas y figuras retóricas explicó como la democracia representativa ha quedado superpuesta con esos grandes palacios que han dejado afuera al pueblo: “El palacio se transforma de ese modo en una licuadora de identidades”.

Para finalizar y tras describir a la democracia como un conjunto de miradas, pero que conlleva también la búsqueda de erradicar a quienes miran diferente y advierten la fealdad de algunas instituciones citó un párrafo del libro que arrojó precisiones sobre sus palabras: “Ansiamos elecciones libres, pero la libertad no se ejerce en plenitud cuando no se cumple con el umbral mínimo de derechos sociales, económicos y culturales.

Nicolás Trotta, ex ministro de educación recordó la frase de Evo Morales que decía que el único país que puede estar seguro que nunca va a tener golpes de Estado es Estados Unidos, porque no tiene embajada estadounidense. “Tenemos un actor central en los condicionamientos que se establecen en las posibilidades de desarrollo de América Latina, que es la principal potencia del siglo XX y potencia consolidada regionalmente en el siglo XIX como lo es Estados Unidos” afirmó.

Seguidamente describió a la Organización de Estados Americanos como un brazo extendido del Departamento de Estado de los Estados Unidos que en reiteradas oportunidades interrumpió a partir de diferentes herramientas los procesos democráticos de nuestra América Latina. En coincidencia con Raimundi alegó que las instituciones supranacionales creadas para intentar generar mayor autonomía y mayor fortaleza en la región, como la UNASUR y la CELAC no siempre han logrado su objetivo. 

Señaló también la importancia de accionar en pos de una transformación cultural para lograr que nuestras sociedades sean parte de la defensa de aquellas transformaciones populares alcanzadas durante los gobiernos de cambio del inicio del milenio, para evitar que “los sectores populares terminen votando y eligiendo a su propio verdugo.”

Yamile Socolovsky, secretaria de Relaciones Internacionales de CONADU y secretaria de Género y Diversidad de la CTA Nacional, retomó la definición de la OEA como un organismo anacrónico para relatar su recorrido como sindicalista en agencias como la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

A partir de esta afirmación llamó a preguntarnos cuál es la discusión que vamos a dar en esos espacios considerando que lo que prima al interior de esas organizaciones no es la lógica de la disputa sino la de un diálogo, que no construye consenso sino que se arraiga en una ritualización burocrática para establecer acuerdos. “Aún en organismos tripartitos lo que encontramos fundamentalmente es que la participación de los Estados está fuertemente hermanada con la representación de los grandes grupos empresarios, dando cuenta de la creciente captura corporativa de los Estados democráticos” precisó.

Al cierre mencionó como nuestra experiencia también nos tiene que dar elementos y convicción para radicalizar nuestros planteos sobre la democracia popular y abordar la vinculación entre el proyecto nacional y una política internacional “para construir una nueva etapa de resistencia con una nueva enunciación del proyecto nacional, popular y democrático.”

Agradecemos la participación de lxs panelistas y a todxs lxs que se acercaron al Pulqui Bar para participar de este encuentro tan enriquecedor, donde repasamos aquellos procesos de cambio que vivió América Latina en los últimos lustros y los nuevos condicionantes a la soberanía que transitamos desde la región.

Desde FEDUBA celebramos estos espacios que motivan a la reflexión en esta coyuntura que necesita de una defensa constante de los derechos adquiridos y tener siempre presente que no hay victorias permanentes, ni derrotas definitivas.