Ricardo Ferrari (Psicólogo UBA) forma parte del equipo docente de Normativa Laboral, Dictadura y Resistencia; desde 1976 a nuestros días y se ha dedicado al estudio de la subjetividad neoliberal.
Lxs individuxs son productos de la sociedad y al mismo tiempo la sociedad es el producto de lxs sujetxs que la reproducen de manera permanente. Por ello no podemos pensar estos términos de manera aislada. Asimismo, toda formación social tiene sus raíces en un sistema de valores que son incorporados en la sociabilización. Esta circunstancia conforma una esfera axiológica que funciona como la condición de posibilidad de la convivencia.
Por otro lado, hay múltiples afluentes que desembocan en la constitución de la subjetividad, en tanto lxs sujetxs no solo son portadorxs de la historia singular de su grupo primario, sino que también son atravesadxs por el contexto histórico, político, social, económico y tecnológico. Por eso la subjetividad no se comprende como un mero determinismo, en tanto la existencia de un espacio de autonomía que permite poner en cuestión aquello que nos viene dado. Jean-Paul Sartre sintetiza esta dualidad afirmando que unx es lo que hace con lo que hicieron de unx. “Somos el producto de múltiples factores pero también somos el resultado de nuestra libertad”, explicó Ferrari.
Si nos referimos a la subjetividad neoliberal, hay una fuerte evidencia empírica de su presencia en la población económicamente activa, entre los 18 y los 65 años de edad. De este modo podemos advertir lo que explica Nora Merlin: el neoliberalismo no es solamente un modelo económico, sino que se trata de una subjetividad diseñada de manera privilegiada por los medios masivos de comunicación hegemónicos, que están al servicio de los sectores que concentran la economía de la sociedad.
Si bien la sociedad es heterogénea, por lo que no hay una única explicación de la subjetividad neoliberal, nos encontramos con sujetxs de sectores vulnerables que adhieren a discursos de derecha, pese a ser contrarios a sus propios intereses. Por otro lado, hay sujetxs que resisten al discurso neoliberal a través de un pensamiento crítico, mientras que también hallamos un sector intermedio, que por autoconservación accede a las condiciones impuestas por el neoliberalismo pero se reserva internamente el derecho a cuestionar los supuestos que se les impone. Del mismo modo, podemos identificar a aquellxs que son indiferentes a las contradicciones y se caracterizan por su individualismo, así como a quienes carecen de cierta consciencia para informarse.
Uno de los ejes claves para abordar la subjetividad neoliberal es la obediencia inconsciente, que implica cumplir órdenes y reproducir acríticamente el discurso dominante. Otro de los elementos que intervienen en esta problemática es la identificación con el opresor, que se relaciona con la alienación, la xenofobia y el racismo.
La subjetividad neoliberal se apoya en la producción social de un “enemigo interno” que se corresponde con lxs militantes, la política, lxs piqueterxs, la protesta social, etc., y en el relato de la meritocracia, que prepondera el esfuerzo individual. Estos componentes se complementan con la “pasión por la ignorancia” que implica una decisión de desconocer el contexto como mecanismo de defensa frente al sufrimiento.
Otras de las características es la autoexplotación, que es posible mediante una internalización del discurso que habilita el abuso y que va acompañada de una auto anulación del pensamiento crítico y un alto grado de alienación. Una persona alienada no es capaz de cuestionar aquello que le viene dado como verdad. Si bien todxs estamos alienadxs como condición de posibilidad de habitar la cultura y su arbitrariedad, podemos mitigarla siendo conscientes de esta alienación para no caer en una “alienación patológica” que nos lleve al abandono de nuestra capacidad de cuestionar los hechos y las ideas.
“El grado extremo de la alineación es la muerte del pensamiento y lleva a una obediencia automática a discursos idealizados patológicamente”, sintetizó Ferrari. La trama del neoliberalismo se apoya en esta dimensión de la alienación para conservar sus valores y reproducir un discurso que favorezca la implementación de sus políticas.
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