Estamos atravesando un tiempo excepcional. La pandemia del COVID-19 puso en suspenso todas nuestras certezas cotidianas. Entre ellas, la forma en que pensamos, construimos y reproducimos los procesos de enseñanza-aprendizaje. El escenario actual marca la necesidad de adaptar los dispositivos académicos e institucionales y las prácticas pedagógicas para el sostenimiento del trabajo y del derecho a la educación en estas particulares circunstancias. Las universidades, instituciones complejas y de politicidades múltiples, oscilan entre la inercia institucional y la rápida y muchas veces, irreflexiva adaptación a formatos de enseñanza virtuales.
Es por ello que convocamos a docentes, estudiantes y graduadxs del PADOC a escribir en esta serie de cuadernillos de discusión, como una forma de poner en común reflexiones, ideas, preguntas para seguir construyendo juntxs, más y mejor Universidad Pública.
Pensar la educación en tiempos de distanciamiento N° 1
En este primer número Pablo Molina Derteano, uno de los directores del PADOC, aborda los desafíos de la virtualización en la docencia universitaria y cómo este recurso que fue planteado livianamente como “reemplazo” de la clase presencial, terminó evidenciando asimetrías y desigualdades. Nos advierte sobre las limitaciones que emergen al implementar de improvisto una cursada virtual y de la necesidad de trazar estrategias para reforzar los aspectos técnicos, los contenidos virtuales y el contacto con lxs estudiantes.
Coincide con esta mirada Silvana Paris, egresada del PADOC, que reflexiona sobre cómo la educación a distancia acrecienta las desigualdades y repasa el intenso proceso de desfinaciamiento que atravesaron las universidades durante los últimos cuatro años de gobierno neoliberal.
Se convocó a otro egresado del PADOC, Fabián Terán, quien nos compartió su experiencia, aprendiendo a enseñar en la virtualidad y las tácticas que utilizaron en su cátedra para poder seguir adelante con el programa.
María Florencia Alaminos, Docente de la Universidad Nacional de Río Cuarto, se refiere a la necesidad de repensar los sentidos de lo construido hasta hoy en las instituciones educativas. Señala que una vez que hayamos pasado esta pandemia, podremos evaluar el impacto de los procesos de virtualización en relación a las formas tradicionales presenciales de enseñanza y nuevas formas posibles de enseñanza-aprendizaje.
Pensar la educación en tiempos de distanciamiento N° 2
En esta segunda entrega de “Pensar la educación en tiempos de distanciamiento”, Sylvia Lenz reflexiona acerca de las desigualdades que se hacen visibles al momento de garantizar el derecho a la educación en este contexto. La virtualidad es un desafío tanto para estudiantes como docentes que excede las habilidades para interactuar con las diversas plataformas y exige repensar las prácticas pedagógicas.
En ese sentido, María Victoria Buzzo, nos propone, como docentes, tener una mirada más empática y más humana. Resalta la capacidad de las Universidades para ubicarse en un rol proactivo frente a esta pandemia, articulando con el territorio y resolviendo también la continuidad pedagógica.
Diego Berenstein se pregunta qué sucede con el vínculo pedagógico por fuera del aquí y ahora presencial y transformado en una relación mediada por diferentes tecnologías. Además, propone reconocer a lxs estudiantes como sujetos de derecho activos y rescatar la subjetividad de cada unx de ellxs con el fin de que se comprometan con su propia educación.
Por último Vanessa Alexandra Barrionuevo invita a pensar las oportunidades que enseñar en la contingencia nos da para mejorar lo que hacemos en el aula e interrogarnos sobre cómo acompañamos desde las universidades para garantizar el derecho a la Educación Superior. La emergencia sanitaria evidenció las tramas de la desigualdad en la sociedad y que como docentes, no contamos con la suficiente formación en Educación a Distancia, TICs y Educación Tecnológica.
Pensar la educación en tiempos de distanciamiento N° 3
El tercer cuadernillo “Pensar la educación en tiempos de distanciamiento” comienza con una nota de Esther Levy, codirectora del Padoc, que señala las implicaciones de incluir a las tecnologías como soporte de las clases a causa del covid-19. En este momento de incertidumbre, las modalidades de enseñanza virtual invaden la vida de lxs docentes universitarixs y nos lleva a preguntarnos: ¿Se puede enseñar y aprender a distancia sin perder la riqueza que da el cara a cara? ¿Qué hacemos con lxs estudiantes que no tienen accedo a las tecnologías? Si bien la presencialidad no garantiza la calidad de una clase, nos enfrentamos al desafío de estimular el pensamiento crítico en lxs estudiantes aun en la virtualidad. Este reto nos interpela en un contexto de aguda desigualdad producto del deterioro económico que nos legó la gestión anterior.
María José Tirao, Licenciada en Obstetricia y Docente de UNLP también pone el acento en la inequidad entre lxs estudiantxs para acceder a la conectividad y herramientas tecnológicas y el rol de lxs docentes en la generación de mayor igualdad de oportunidades, al margen de lo académico. Se refiere a cómo “la educación a distancia es una opción que no se construye en unas semanas de la misma manera que tampoco se aprende a dar buenas clases presenciales en unas semanas”.
Clelia Cuomo, Docente e investigadora de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata, coincide con la mirada de Tirao al afirmar que debemos asumir la responsabilidad de mitigar las desigualdades, y evitar que se transformen en un componente expulsivo. Además, aborda la insuficiencia de los formatos virtuales para asignaturas proyectuales, en las que se trabaja la teoría acompañada por la construcción de imágenes en el aula-taller.
Este cuadernillo cierra con la opinión de Ciro Del Barco, Lic. en Filosofía y artista audiovisual, que se interroga por el papel de la educación en este horizonte distópico y de paralización global de la economía. Del Barco advierte sobre el cambio conceptual que transformó a la educación a distancia, que pasó a ser el único espacio de encuentro con lxs alumnxs mientras dure el aislamiento social. También destaca la importancia de las prácticas docentes en este momento para la “elaboración de conciencia emancipadora frente a los desafíos que estamos cursando y que se avecinan”.
Pensar la educación en tiempos de distanciamiento N° 4
En esta cuarta y última entrega de “Pensar la educación en tiempos de distanciamiento”, Claudia Nieto, psicóloga y docente de la Universidad Nacional de Rosario reivindica el rol de la Universidad Pública y el acceso a la educación como un Derecho Humano y plantea la necesidad de formular estrategias colectivas que apunten a la superación de las problemáticas que presenta esta difícil coyuntura. Indica que no se trata simplemente de desarrollar una clase virtual donde antes se desarrollaba una clase presencial y es por eso que los objetivos educativos tienen que ser adaptados a este nuevo contexto.
Roxana Laks, psicóloga y docente en la Universidad de Nacional de Tucumán señala cómo la realidad en la que nos introdujo repentinamente esta pandemia hizo que las TICs se volvieran el contenido a discutir en las reuniones de cátedra y surgiese una necesidad de la tecnologización de la tarea docente. “La tecnologización necesita atravesar todas las actividades de la vida universitaria, es una herramienta, no un contenido en sí mismo” afirma Laks, para luego interrogarse cómo podríamos haber estado preparadxs para este panorama.
Lucas Emanuel Torres comparte su experiencia como docente en la Universidad Nacional de Santiago del Estero, que está en una región del país con elevados niveles de pobreza, donde la mayoría de lxs estudiantes cuentan con recursos muy limitados y casi la mitad de ellxs no tiene una computadora en su casa. En este marco, se hace evidente que, si el acceso a la universidad presencial es de por sí acotado, pensar hoy en día en una universidad virtual configura un verdadero cuello de botella para quienes más necesitan de ella.
Romina Andrea Cordero, también de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, ahonda en la estigmatización en torno al COVID-19 y al uso de términos que criminalizan y deshumanizan a personas enfermas y trabajadorxs de la salud. Estas condiciones favorecen la manifestación de expresiones racistas y xenófobas, la discriminación por género, edad o religión, instituyendo el miedo a un “otro” que se percibe como peligroso. Frente a estas circunstancias, la Universidad enfrenta el desafío de activar los espacios de intercambio de saberes donde se construye ciudadanía y se refuerza la democracia.