“El abogado de los abogados”, como él mismo solía definirse, fue un hombre de una vasta trayectoria: asesor sindical, docente universitario, diputado nacional y jefe de bloque del Frente para la Victoria. En sus últimos años, integraba el Consejo de la Magistratura, continuando su labor con compromiso y pasión. Su vida estuvo marcada por la lucha constante por la justicia social. Se enfrentó a la flexibilización laboral durante el gobierno de Menem, denunció los sobornos detrás de la Ley Banelco, y durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, trabajó sin descanso para restituir los derechos laborales que habían sido arrollados por la dictadura cívico-militar.
Frente a las políticas de ajuste y ataque a los trabajadores durante el gobierno de Mauricio Macri, Héctor nunca dejó de alzar la voz, y fue injustamente tildado de “jefe de la mafia sindical”, un título que él aceptaba con una sonrisa, sin perder su compromiso y orgullo por su lucha.
Pero más allá de su trayectoria profesional, Héctor fue, sobre todo, una gran persona. Siempre dispuesto a brindar una palabra de aliento, una anécdota, o un consejo lleno de sabiduría y humanidad. Su cercanía, su integridad y su pasión por la justicia seguirán vivos en la memoria y el corazón de todos los trabajadores que tuvieron el honor de conocerlo y trabajar junto a él.
Hoy nos queda su legado: un ejemplo de lucha, de compromiso y de amor por el pueblo. Acompañamos con cariño y respeto a su familia, amigos y compañeros en este momento de dolor.
Que su memoria nos inspire siempre a seguir defendiendo los derechos de los más humildes y los más necesitados.