El 18 de julio de 1994, la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) fue escenario del ataque terrorista más devastador en la historia de nuestro país, que provocó la muerte de 85 personas.
Se cumplen ya tres décadas del trágico acontecimiento que ha quedado a merced de las operaciones de encubrimiento y desvíos en la investigación por parte de los servicios de inteligencia y sectores del poder político y judicial, por lo que al día de hoy no hay condenas por las responsabilidades materiales e intelectuales del hecho.
Las familias de las víctimas y el pueblo argentino en su conjunto merecemos un accionar serio y responsable por parte del gobierno de Milei y no aquellas bravuconadas que nos ponen nuevamente en el ojo de la tormenta de conflictos geopolíticos a los que nuestro país es ajeno. Tampoco necesitamos proyectos de ley con supuestas soluciones express para cerrar la causa sin conocer la verdad.
A 30 años de este ataque que permanece en la memoria colectiva de nuestro pueblo seguimos reclamando verdad y justicia.