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Presentación de la revista El Ojo Mocho «Hay una fusilada que vive»

El viernes 3 de marzo nos encontramos para celebrar la edición del nuevo número de El Ojo Mocho «Hay una fusilada que vive», una oportunidad para volver a reflexionar sobre el intento de asesinato a nuestra vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, su proscripción y el tratamiento jurídico y mediático posterior.

Durante la charla, en la que participaron Eduardo Rinesi, María Pía López, Ricardo Aronskind, Gisela Catanzaro, Gerardo Oviedo, Ezequiel Ipar, Darío Capelli y Alejandro Boverio, se recordó a Horacio González y como aun nos atraviesa el impacto de la ausencia de su voz. También de la necesidad de recuperar la idea de una democracia sin secretos, poner el acento en la utopía y quebrar la proscripción mediante la organización popular.

El evento empezó con unas palabras de nuestro secretario general, Pablo Perazzi, quien celebró la posibilidad de presentar en nuestro sindicato esta edición, cuyo título hace alusión a Cristina Fernández de Kirchner, y su capacidad de ponerle freno al aluvión que parece avecinarse. “Desde FEDUBA, seguimos reclamando justicia y el inmediato esclarecimiento de los hechos. Creemos que con proscripción no hay democracia” agregó.

Capelli tomó la palabra para agradecer a lxs autores y relató como a partir del intento de asesinato de CFK no podía ser otro el eje de este primer número sin la presencia de Horacio González. Pese a que el motivo es abordado desde una multiplicidad de planos, coinciden en la magnitud de la violencia que confluye en ese acontecimiento. “Si bien los temas son varios, a lo largo de los artículos se repiten las palabras democracia, pero también fascismo y desconcierto, lo cual es parte de la textura de esta publicación” explicó.

Boverio retomó el relato Capelli y puso el acento en el atentado que significó un alto en la vida política, así como una transformación en nuestra subjetividad. Se refirió también a la condena de 6 años de prisión e inhabilitación para ejercer cargos públicos, que implica una proscripción. “En mi artículo planteo que la intención fue generar una desestabilización y el escenario para una amenaza de guerra civil. Estos hechos no pueden ser asumidos como un acontecimiento más y tenemos que preguntarnos por la fractura de la institucionalidad democrática” sintetizó.

A su turno María Pía López convocó a dejar de usar nuestra potencia política en escenarios que cuentan con una lógica que no nos pertenece y a volver a reconocer el saber de la lucha y del pensamiento de Walsh sobre las relaciones existentes entre justicia y poder. Llamó a pensar sobre aquella lógica de la crueldad, que hoy adopta nuevas formas. “En los casos de crímenes no se deja de escuchar un pedido para que lxs culpables se pudran en la cárcel. Por la vía del castigo se reestablece algo de la ilusión perdida, pero al mismo tiempo sabemos que la justicia no investiga el intento de asesinato a Cristina” indicó.

Ezequiel Ipar advirtió sobre la proximidad de “lo peor” y el desafío de activar aquella creatividad política y despertar ante la inminencia de un peligro latente. El ataque que sufrió Cristina Kirchner pudo haber desencadenado el crimen político más atroz, sin embargo, se manipula a gran parte de la población para interpreta este hecho como trivial y silenciar su gravedad institucional. “Creo que ha cambiado el escenario sobre el que se hace política en la Argentina. El horizonte de lo pensable resulta escueto para reflexionar sobre las crisis que estamos atravesando” expresó.

Rinesi hizo hincapié en la palabra desconcierto, en la tensión que genera el secretismo y la fuerte concentración del poder político y de los medios de comunicación, que así socaban la utopía de una democracia transparente. “El cuchicheo es una actitud antirepublicana y el secreto es un gran enemigo de la democracia. Es necesario hacer de la decisión una escena pública, donde el pueblo no quede cada vez más excluido de los pactos secretos del poder”, dijo. Asimismo, recordó como la propia Cristina anticipó su “fusilamiento” al manifestar en el juicio de la causa Vialidad que no se trataba de un tribunal, sino de un pelotón de fusilamiento porque la sentencia ya estaba escrita por el partido judicial.

Catanzaro aportó que se trata de un error tipificar a la derecha como abúlica y puso el acento en reivindicar a la utopía, tanto como a la planificación. “No es momento de ser pragmáticos, sino de soñar porque no es el realismo político lo que va a hacer mella” enfatizó. En relación a la “inminencia de lo peor” mencionado anteriormente, alegó que en ocasiones se trata de aquello que no ocurre y genera la peor de las incertidumbres. Por ello es necesario preguntarnos que sería para nosotrxs la utopía y evitar que sea sacrificada en nombre de la eficiencia.

Oviedo comenzó su exposición leyendo algunos pasajes de la obra de Horacio González, invitando a repensar su legado y explicando que llamó a una parte de su filosofía “hermenéutica emergente”, basado en algunos párrafos de lo que fue su último libro «Humanismo, impugnación y resistencia». En este texto se recalca que los libros deben ser libros vivos y la importancia de una lectura viva. “La hermenéutica emergente es una traducción maldita de la praxis de lectura de Horacio González” aclaró.

Aronskind señaló que los hechos que convocaron a este número urgente de El Ojo Mocho, deberían llamarnos a un profundo nivel de discusión que contrarreste la impotencia política y a la construcción de subjetividades cerradas a los datos y basadas en el antiperonismo. “El intento de asesinato a Cristina no me lleva a indagar en las características de la derecha argentina, a la cual nunca consideré democrática, sino que defino como un cipayismo autoritario de semicolonia”, expuso.

Al cierre nuestra secretaria adjunta, Belén Sotelo, recordó las palabras de Cristina Fernández de Kirchner sobre la obligación de ser optimista como militante política y celebró la posibilidad de que esa premisa nos atraviese como sindicato e intelectuales. “Cristina representa los intereses de la mayoría y es por eso que afirmamos que con proscripción no hay democracia” resumió. En esta misma línea se expresó nuestro compañero, Federico Paruolo, determinando que “la proscripción se rompe en la calle” y enfatizando que “los sindicatos tenemos músculo”.

Agradecemos la participación de lxs panelistas y a quienes estuvieron presentes en este encuentro que adoptó un formato asambleario y contó con una numerosa asistencia de afiliadxs así como de gran parte de nuestra comisión directiva y delegadxs de diversas facultades. Nos enorgullece haber facilitado como sindicato de trabajadorxs docentes de la de la Universidad de Buenos Aires un espacio para un debate tan enriquecedor.