El viernes 10 de septiembre a las 18hs se llevó adelante una nueva clase abierta del Programa de Actualización en Docencia Universitaria (PADOC) a cargo de Damián del Valle (Decano del Área Transdepartamental de Formación Docente – Universidad Nacional de las Artes, Coordinador de la Plataforma Regional de integración Universitaria – PRIU/IEC CONADU) y la coordinación de Esther Levy y Pablo Molina (Co Directores del PADOC).
Del Valle señaló la importancia de las Conferencias Regionales de Educación Superior (CRES) que organiza la UNESCO, un elemento que hace a la discusión internacional de la educación superior desde Latinoamérica como espacios de articulación política. Hizo especial hincapié en las del 2008 y del 2018, pero también habló de cómo la pandemia cambió la agenda y los desafíos que tenemos hacia la Conferencia Mundial de 2022.
Sobre la CRES del 2008 realizada en Cartagena de Indias, destacó que “se elaboró una declaración, producto de acuerdos políticos entre sindicatos, gobiernos, docentes, investigadores y estudiantes, que ha sido una herramienta valiosa. Se reivindicó la Educación Superior como un bien público social, no desde una perspectiva meritocrática sino en tanto derecho universal que desde estar garantizado por el Estado”.
Durante la charla también se señaló que las conferencias regionales son eventos que reúnen a los sistemas de educación superior que buscan debatir y generar posiciones para las conferencias mundiales que hasta el momento organizó la UNESCO en París. La UNESCO no incluyó a la Educación Superior entre sus áreas hasta la década del 80. En ese momento se crearon dos centros regionales: el Centro Europeo de Enseñanza Superior (CEPES) y el Centro Regional para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (CRESALC) ubicado en Venezuela. Éste último se constituye como instituto independiente luego de la conferencia de 1998, y se llamará IESALC. Esto es producto de movimientos que marcan un cambio respecto al liderazgo que tiene este organismo en relación a la educación superior.
La conferencia del 2008, se da en el contexto de organismo multilaterales haciendo prevalecer a la educación como bien transable, entonces constituye un giro histórico: “Por eso cuando hablamos del 2008 y lo levantamos como bandera, no es sólo por el planteo radical. En el contexto mundial la UNESCO está parada en otro lado. Pero tuvo una participación multitudinaria, inesperada que plantea reivindicar la educación pública como bien público y social, un deber del estado y establece un plan de acción con el objetivo de responder a los problemas reales de nuestra región como hacían los gobiernos en ese momento”.
Respecto a la del 2018, Del Valle hizo eje en que se reafirmó el postulado de la educación como bien público social deber de los Estados y se amplió a que es un bien colectivo y estratégico. Esto fue un giro discursivo más democratizador en un contexto más adverso. También se sumó la perspectiva de género(la declaración empieza diciendo “mujeres y hombres”) y la idea de que el diálogo de los saberes debe ser plural e igualitario, incluyendo a las artes junto a las ciencias y las tecnologías como centrales para la producción de conocimientos.
“A diferencia de la de 2008, la CRES de 2018 va a ser organizada de abajo para arriba y la CONADU, va a motorizar un día antes el Encuentro Latinoamericano. Éste fue un evento multitudinario y muy potente que lo que hizo fue mover a los sindicatos en línea con hacer valer estos principios. Eso hizo que en un contexto adverso pueda avanzar discursivamente”, destacó.
Para finalizar expresó que “la pandemia puso en juego nuevas agendas, diferentes a la que se visionaban en 2018. Un punto es la educación a distancia. En 2018 era un tema en el que estaban las universidades privadas, porque era un segmento donde la universidad privada encontraba un nicho de negocio. Hoy el Estado y las universidades públicas han puesto este tema en un lugar central de la agenda porque quedó a la vista que no puede ser liderado por el sector mercantil porque en un contexto como el actual, implica excluir a casi toda la población universitaria. Otro es la producción de datos y conocimientos, sobre cómo sistematizar información”.
Compartió los temas clave de la conferencia de 2022 y su preocupación por cómo están organizados, sin poner al Estado como garante de ningún derecho: “De cara a la conferencia mundial, el gran desafío es como, tomando nuestros valores, nos reposicionamos sobre la nueva agenda. Si no nos organizamos regionalmente vamos a estar en un lugar mucho más difícil”.
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