Conversamos con Hugo Yasky, Secretario Gral CTA de lxs Trabajadorxs y Diputado Nacional, y Alfredo Moreno, especialista en Big Data quien nos dio su mirada sobre cómo pensar el trabajo de datos en los sindicatos.
Yasky recordó que venimos de cuatro años de un gobierno de exclusión social donde la resistencia fueron nuestros sindicatos, junto a los organismos de Derechos Humanos y al movimiento de mujeres. “Esta particularidad de los sindicatos de poder articular con otros actores sociales es un pilar fundamental de la resistencia social. Argentina tiene una fuerte tradición sindical que logró recuperar espacios y mediante la cual sobrevivimos a la década del 90”, afirmó.
Observó que durante este periodo se produjo un quiebre, que conformó a la CTA y originó vertientes que retomaron esa vieja historia de movimiento obrero bifurcado. Pero a pesar de esta gran crisis “logramos cerrar esta década en una situación de empate porque nos opusimos a quienes apoyaban al neoliberalismo”.
Fue a partir del kirchnerismo que el sindicalismo retomó el centro de la escena, como socio en la implementación de las grandes políticas públicas. Pero ese fortalecimiento de nuestras organizaciones también logró que nos ganáramos el epíteto de feos, sucios y malos. Los medios de comunicación hegemónicos necesitan afirmar que las prácticas sindicales son cuestiones del pasado en coincidencia con el discurso que adoptó el macrismo, alegando que éramos el error de los últimos 70 años. “Sin embargo, desde la CTA hemos trascendido ese lugar en que nos quiere ubicar el poder, y además de pelear por los salarios, discutimos las políticas públicas”, comentó.
Es este punto, el compañero Yasky hizo alusión a su cargo como diputado nacional, a la responsabilidad con la que asumió su banca dos años atrás y a la votación que hace algunos días logró darle media sanción a la Ley de aporte solidario y extraordinario “que le mete la mano en el bolsillo a los más poderosos”.
La existencia de cuadros provenientes del mundo sindical le brindó al Frente de Todxs una mirada cada vez más inclusiva que necesita seguir fortaleciéndose, “porque el mundo que se avecina necesita que los proyectos que quieren confrontar al neoliberalismo incluyan el compromiso de la clase trabajadores”.
Con respecto al rol que tiene la comunicación sindical para disputar los estigmas que pesan sobre nuestras organizaciones de base, Yasky resaltó cómo el movimiento sindical pudo superar aquella asfixia que el macrismo intentó imponer, logrando cierta unidad y reponiendo una voz crítica. “Pudimos romper ese brutal intento de silenciarnos desde una descalificación que nos tildaba de ladrones. En 2016 hicimos una marcha pidiendo la Ley antidespido, uniendo a todo el sindicalismo y superando las diferencias. Eso nos devolvió la palabra como oposición, y también jugó un papel fundamental para señalar el camino de la unidad”, señaló. Si bien movimiento sindical no llegó a unirse, hizo un gran aporte para conformar al Frente de Todxs.
Al cierre, se refirió a que la pandemia nos privó de nuestro músculo principal que es la movilización masiva, mientras los empresarios no se vieron impedidos de seguir haciendo corridas cambiarias. “La post pandemia nos obliga a afinar nuestra capacidad política, no solo en articulación con las políticas del Estado sino también con el pequeño y mediano empresariado nacional. El objetivo de máxima sigue siendo volver a estar en unidad, pero en una CGT donde todos tengamos voz potente y el rumbo del movimiento obrero sea en consonancia con un proyecto popular”, reafirmó.
Para concluir, valorizó a lxs compañerxs militantes que se sienten orgullosxs de vivir como aquellxs a lxs que representan. “La mayoría de los dirigentes vivimos como resto de trabajadores, esto forma parte de nuestros saberes y nos va a permitir en un futuro dejar de ser feos, sucios y malos ante a quienes te corrompen y luego te exponen para que te vean como corrupto”, concluyó.
A su turno, Alfredo Moreno aportó algunas herramientas para la acción relacionadas con los grandes paquetes de datos, una dimensión que hoy no podemos obviar desde la gestión de la comunicación sindical. Para ello, se necesita trabajar en equipos multidisciplinarios, evitando el distanciamiento entre cuadros técnicos y políticos. “El contexto digital en el cual estamos nos muestra que no hay diferencia entre lo técnico y lo político, porque ambas instancias son trasversales e inundan la vida cotidiana, hay que repensar esta separación” aclaró.
Hizo hincapié en cómo la plataforma Zoom, pese a no es la única vía, hoy es un sinónimo de videoconferencia, y esta cuestión tiene que ver con la batalla cultural. “La tecnología también implica una visión política estratégica, siempre juegan estas dualidades de lo político y lo técnico”, afirmó.
Además es necesario discutir la tecnología, pese a que como ciudadanxs utilicemos la tecnología en forma acrítica, en realidad son aplicaciones que generan conductas. Si bien para poner esta problemática en juicio, no necesitamos dejar de usar estas plataformas, es importante tener una posición reflexiva sobre las herramientas que estamos usando.
Por otro lado, la soberanía tecnológica tiene que ver con un proyecto que necesita de cierta continuidad política “porque las plataformas digitales son impulsadas por grandes empresas que define cómo serán nuestras vidas, en tanto todos consumidos productos de esas empresas, pero no porque somos traidores, sino porque no tenemos tantas alternativas”, explicó.
Por ello hay que impulsar que haya más utilización de software libre en los sindicatos y recurrir a equipos multidisciplinarios. “No tener que pagar licencia de Zoom, es una decisión política que marca la diferencia. Hablamos de soberanía pero los encuentros en diputados son vía Zoom” dijo.
Los datos que más importan en los sindicatos, son el padrón de afiliadxs porque ahí trabajamos en elecciones, y el de la obra social, mientras que las empresas privadas cuentan con mucha más información. “No hay redes armadas con los datos que tienen los sindicatos que afinen la escucha de los afiliados mediante estrategias y segmentación de los públicos”, advirtió.
Nuestras organizaciones gremiales tienen que construir comunidades de datos para orientar su comunicación a los distintos grupos de afiliadxs, y aplicar la inteligencia artificial para que esa comunicación permita modelos predictivos. Se trata de realizar las mismas métricas que hace cualquier empresa comercial, para conocer quienes visitan nuestra web y que secciones son las que más le interesan. Los sindicatos también debemos entender que lxs afiliadxs están cambiando, porque las transformaciones tecnológicas impactan en una modificación en la práctica laboral.
Asimismo, no puede haber plataformas, tanto de Zoom como Jitsi, si no hay una infraestructura de comunicación que permita que haya un acceso real en todos los lugares de la Argentina. “Resolver esta problemática implica debatir las telecomunicaciones y avanzar hacia un modelo soberano con políticas públicas, motivadas por un Estado que promueva los proyectos nacionales y la distribución de contenidos.” reafirmó.
Para finalizar, Moreno recomendó realizar acuerdos con Arsat para que cada sindicato cuente con su propia “nube” y pueda encaminarse en una soberanía de los datos, almacenados en servidores locales y bajo la jurisdicción de leyes nacionales.
Para ampliar recomendamos las siguientes lecturas:
Nota sobre la experiencia del sindicato inglés: https://www.alainet.org/es/articulo/209728
MADRESELVA. UNA EXPERIENCIA COLECTIVA DE TECNO Y MICRO POLĺTICA de Alfredo Moreno, Clara Schor Landman, Karine Gaudry: https://drive.google.com/file/d/15Ee0CVtZewCArwuS-8swjITsjibK9Ixe/view?usp=sharing
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