En esta clase virtual de la materia “Normativa Laboral, Dictadura y Resistencia; desde 1976 a nuestros días” Héctor Amichetti, Secretario General de la Federación Gráfica Bonaerense, compartió su experiencia transitando las distintas luchas del movimiento obrero.
Tras la presentación de nuestra compañera María Andrea Cuellar Camarena, quien definió al derecho como un campo de disputa, Amichetti resaltó las particularidades de la clase trabajadora argentina que permitió construir organización, una estructura de defensa de sus derechos y levantar la bandera de la solidaridad.
La estructura de protección laboral que tiene el movimiento trabajador en Argentina es distinta a la de otras regiones. La primera organización obrera se creó en el año 1857 con el surgimiento de la Sociedad Tipográfica Bonaerense, que pese a tratarse de una mutual enarbolaba la emancipación de lxs trabajadorxs del yugo de la explotación. Unos años después nace la Unión Tipográfica que organiza la primera huelga de la historia nacional, y en el año 1907 pasa a ser la Federación Gráfica Bonaerense.
Con la experiencia del peronismo, y la conquista de derechos laborales como parte del proyecto de desarrollo de nuestro país, hubo una verdadera transformación de la conciencia del pueblo trabajador. Paralelamente, se dio un proceso de redistribución con el objetivo de desarrollar una industrial nacional que generase más empleo. Estas experiencias históricas nos demuestran que el principal reactor de un proceso de desarrollo nacional se basa en la construcción del poder de lxs trabajadorxs.
Es a partir del derrocamiento de Perón que se evidenciaron los logros obtenidos en materia de derechos laborales durante su gobierno. El fortalecimiento de la organización sindical y su organización en diferentes ramas de producción y servicios, son los ejes fundamentales del proyecto nacional que se desarrolló hasta el año 55. Esta circunstancia permitió la existencia de un movimiento obrero organizado que encabezó la resistencia durante la autodenomina “Revolución Libertadora”. A pesar de la persecución, la clandestinidad y la CGT intervenida, los gremios peronistas no cedieron ante los esquemas liberales y levantaron en el año 57 un programa en defensa de la liberación nacional que tomó como reivindicaciones centrales el control de los recursos económicos, el manejo estatal de los servicios públicos y el comercio exterior, y la integración latinoamericana.
Las luchas no se detuvieron durante este periodo y tuvieron la particularidad, que aún persiste, de defensa permanente de un proyecto nacional y popular. Estos años de resistencia fueron claves para debilitar a la dictadura, y nos mostraron como la imposición de un modelo económico liberal siempre necesitó de la desarticulación de la organización de lxs trabajadorxs
La dictadura cívico militar del año 76, tampoco pudo interrumpir la lucha de las bases del movimiento obrero, y hasta se lograron algunas reivindicaciones salariales. Martínez de Hoz llevó a cabo una serie de medidas, entra ellas la liberación de precios y el congelamiento de salarios que afectaron severamente al conjunto de lxs trabajadorxs. A pesar de la represión, lxs compañerxs desaparecidxs y la suspensión del derecho a huelga que buscaron frenar todo reclamo sindical, no se logró apaciguar la movilización y defensa de los derechos laborales.
La vuelta a la democracia, nos encuentra con una industria nacional muy debilitada y un fuerte endeudamiento externo, que se trató de recomponer entre el 2003 y el 2015.
Al cierre, el dirigente de la Corriente Federal de Trabajadores resaltó que el actual desafío del movimiento obrero organizado es incluir a aquellxs trabajadorxs en situación de informalidad. “Las centrales obreras deben ser representativas del conjunto de lxs trabajadorxs argentinxs, porque así fueron concebidas. Trabajadorxs somos todxs, quienes estén amparadxs en un convenio colectivo y quienes no. Este es el gran debate nuestros días” concluyó Amichetti.
Mirá el video en: