En la última reunión de CD de FEDUBA, el Colectivo FEDUBA Mujeres puso en marcha la elaboración de un protocolo para la prevención y acción contra la violencia de género. En ese marco, CONADU es la primera Federación de la CTA que asume este compromiso a través de sus instancias orgánicas, y sabemos que otras organizaciones se encuentran en camino de hacer lo propio. Se trata de una definición política de la mayor relevancia, porque implica el inicio de un proceso de elaboración de instrumentos propios que van a orientar la intervención de nuestra Federación y sus sindicatos de base. Un proceso que es necesario y urgente.
Para nuestra compañera Belén Sotelo, Secretaria de Finanzas de Feduba y Coordinadora de Actividades Académicas del IEC-CONADU, la importancia de saber qué hacer ante situaciones de violencia de género se puede medir en distintos niveles: “Por un lado, los protocolos suponen una guía que orienta la intervención sindical ante situaciones que requieren una acción inmediata. Por otro lado, abren una línea de trabajo ligada a la formación político sindical con perspectiva de género. No olvidemos que los protocolos son ante todo herramientas de promoción y de prevención. Y finalmente, ligado al punto anterior, los protocolos suponen también un paso más, fundamental, en la democratización de las organizaciones sindicales, ya que el objetivo de largo alcance es cambiar aquellas prácticas y cultura sindical que tradicionalmente configuraron organizaciones en las que la participación de las mujeres y de las identidades disidentes no encontraban canales de expresión. Por tanto, esta acción debe entenderse en el marco más amplio de un proceso de transformación de las estructuras sindicales que tiende a generar espacios más inclusivos, abiertos y representativos para todxs lxs trabajadorxs”.
Herramientas contra la violencia
Las herramientas funcionarán como documentos orientadores detallando marco normativo, caracterización de la problemática, lineamientos de acción y mecanismos de prevención y de abordaje de la discriminación, el acoso y la violencia de género contra mujeres y personas LGBT+.
El primer protocolo apunta a situaciones que puedan darse en los ámbitos laborales, entendidos en un sentido amplio que no se limita al lugar físico de trabajo sino que incluye los espacios que transitan las o les trabajadoras/es. Por ejemplo, el trayecto de o hacia el trabajo, la participación en actividades vinculadas con lo laboral, e incluso situaciones que se producen en el ámbito doméstico pero que están relacionadas con lo laboral.
El segundo protocolo incluye las violencias “hacia adentro”, es decir cuando se denuncia a un afiliado, a un delegado, a un dirigente o a cualquier integrante de la organización. En términos políticos, aprobar la necesidad de consensuar y construir colectivamente procedimientos de actuación en situaciones de violencia de género en la propia organización supone asumir que la problemática existe y que hay que hacer algo con eso.
“Sobre todo en estos tiempos, es imposible escindir la militancia sindical de las mujeres a los feminismos. Porque lo novedoso no es que haya mujeres en los sindicatos, sino que haya mujeres que trabajan en los sindicatos desde los feminismos y desde allí proponen una construcción diferente de las estructuras sindicales y de las lógicas que rigen los sindicatos. La elaboración de protocolos de prevención y acción frente a la discriminación, acoso y violencia por razones de género es un avance de este tipo de construcción sindical feminista, que a largo plazo permitirá la transformación de las organizaciones”, señaló Verónica Bethencourt, Secretaria Gremial de CONADU.