Muchos intelectuales italianos que han dejado huella en la historia de Europa pasaron parte de sus vidas, y escribieron sus mejores trabajos, en la cárcel o en el exilio. Cuanto más importantes eran sus reflexiones y acciones para el desarrollo cultural y educativo de la población, más tuvieron que sufrir de la represión y más deformaciones padeció su mensaje.
Así como Tommaso Campanella (1568-1638) escribió la primera «Utopía» italiana, con el título La ciudad del sol [La città del sole] durante los veintisiete años que pasó en la cárcel, también Antonio Gramsci escribió en la cárcel el texto más importante que se haya escrito sobre la función educativa y política de los intelectuales: en total, 2.848 páginas de notas anuscritas, que hoy día se conocen con el nombre de Cuadernos de la cárcel.
Lo que tendría que haber sido, según su intención inicial, un análisis crítico de la historia de los intelectuales italianos, se convirtió en una profecía sobre el destino de su propia obra, su mensaje y el modo en que los demás lo percibieron (…) Gramsci murió en 1937 sin haber tenido la posibilidad de completar su obra. Su cuñada Tatiana salvó los treinta y tres cuadernos de la cárcel y los sacó clandestinamente de Italia. Antes de su encarcelamiento había escrito mucho, pero su reputación como uno de los grandes pensadores y educadores italianos se basa en las «Cartas de la cárcel» y en los «Cuadernos de la cárcel» (*).
Aquí encontrarán el enlace para descargar los seis tomos de los Cuadernos de la cárcel: https://bit.ly/2DdMuGi