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“Las condiciones en las que hoy llegan los chicos, de una escuela media que ha sufrido los embates del neoliberalismo, de la Ley Federal de Educación, con una baja en los contenidos, hacen que muchas veces no puedan comprender una lógica universitaria”.

FEDUBA dialogó con Liliana Sinisi. Licenciada en Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA. Doctoranda de la FFyL, UBA. Directora del Departamento de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA. Investigadora del Programa de Antropología y Educación, Instituto de Ciencias Antropológicas, FFyL, UBA. Coordinadora del Área de Educación y Diversidad Sociocultural del CIDAC (Centro de Innovación, Desarrollo y Acción Comunitaria), Secretaría de Extensión, FFyL, UBA. Además, es parte del Comité Académico del Curso de Actualización en Docencia Universitaria de FEDUBA en la Facultad de Filosofía y Letras.

FEDUBA: La escuela argentina actual ¿contribuye exclusivamente a disminuir la “discriminación” o en algunos casos se puede pensar que la fomenta?

Liliana Sisini: No sería tan taxativa; ni ayuda a disminuir la discriminación ni la fomenta. Se dan procesos liminares, capilares, entre escuelas que tienen prácticas inclusivas y otras prácticas que son de exclusión. Además, en las escuelas hay personas y esas personas -que son los docentes- tienen tradiciones, experiencias diferentes; por eso yo no hablaría de un monolítico escuelas. Por lo general, hay un proceso que nosotros llamamos un circuito diferenciado al interior de las mismas escuelas, están las que segregan incluso a su interior pero por otro lado hay otras con prácticas inclusivas, con excelentes formas de trabajo con niños y jóvenes. Por eso, no podría generalizar “la escuela es de esta manera”; la escuela tiene y tuvo una tradición selectiva. Frente a la obligatoriedad se encuentra el dilema de “qué hago con estos pibes que no eran lo que esperaba”.

F: ¿Y qué sucede en relación a este tema con la universidad?

L.S.: La Universidad de Buenos Aires sigue siendo un espacio bastante abierto y también selectivo, no es que entran todos los chicos a la UBA. Ya el Ciclo Básico Común es una forma, que si bien yo fui durante 15 años docente del CBC ni bien se inició y para mí fue una experiencia excelente, niveladora, pero las condiciones en las que hoy llegan los chicos, de una escuela media que ha sufrido los embates del neoliberalismo, de la Ley Federal de Educación, con una baja en los contenidos, hacen que muchas veces no puedan comprender una lógica universitaria, de lectura y de trabajo. Hay cosas que tenemos que ir cambiando en la universidad, como la necesidad de incorporar tecnologías, nos seguimos manejando con fotocopias, por ejemplo.

F: ¿Cuál es el tratamiento que se hace sobre el tema de la “exclusión”, así como de la “diversidad cultural” en la formación docente de escuela primaria o secundaria en la actualidad?

L.S.: Si bien trabajo en los dos niveles puedo hablar más de la formación docente en escuelas primarias, porque investigo más y porque es más difícil trabajar con el docente de escuela secundaria por su forma de trabajo, está dos horas en una escuela, dos horas en otra. He tenido en cursos de capacitación que dicté docentes de escuela secundaria pero más de escuela primaria y de institutos de formación docente. Con respecto al tratamiento de temas como la exclusión y la diversidad se ha avanzado mucho. De hecho, el incremento de las propuestas de capacitación y formación docente sobre estas temáticas ayudó mucho. A mí me convocaron del Ministerio de Educación de la provincia de Córdoba para armar en un trayecto educativo en la formación docente primaria y secundaria un seminario que se llamó “Problemáticas socio-antropológicas”. Ahí incluí toda esta problemática. Es importante que cuando un docente ingresa a la carrera tenga todos los elementos y los avances teóricos de investigación en estas temáticas. Creo que es la mejor forma de ayudarlos a ellos a investigar y es otra forma de que el trabajo en capacitación y formación elimine los supuestos, los prejuicios. Este es uno de los grandes desafíos que tiene que tener el sistema.

F: En cuanto a la formación docente universitaria ¿Qué especificidad debería tener ésta, a diferencia de la formación docente de los otros niveles?

L.S.: Yo soy docente en una materia en la que los alumnos van a recibir el título de profesor en enseñanza media y superior en antropología. A mí me parece que la formación docente universitaria tiene que apuntar -y por eso la propuesta del curso de actualización en Docencia Universitaria de FEDUBA en la Facultad de Filosofía y Letras- a trabajar con propuestas que vinculan los tres pilares de la universidad que son la docencia, la extensión y la investigación. Hay muchos docentes que sólo están encerrados en sus cátedras dedicados al trabajo teórico, que es muy interesante pero quizás están un poco aislados de lo que está pasando en la sociedad. Poder trabajar esta idea de que uno está haciendo un servicio, también, a la comunidad; y dado que la sociedad ha invertido en nuestra formación, poder devolverlo de alguna manera. Y creo que cuando estamos muchos años al frente de cátedras a veces nos olvidamos… Hay cátedras en las que sólo existe el trabajo teórico y el vínculo con la comunidad es visto de manera peyorativa; ahí creo que habría que hacer un cambio cultural y conceptual.

Entrevista realizada por Alelí Jait para FEDUBA.